El espíritu humano es la fuerza más poderosa que hay. Mientras ese espíritu permanezca intacto, nada podrá vencerlos. Verán que, en la vida, la derrota espiritual siempre precede a otro tipo de caídas. Por eso, estemos atentos contra la pereza, la cobardía, el descuido, la impaciencia, la resignación y la desesperanza, que corroen el espíritu humano y siembran las semillas de la derrota.
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